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Entrevista en 'cermi.es' a Miguel Paraíso Sobral, primer secretario general de CERMI Madrid : “El CERMI ha conseguido mayor presencia, sosiego, trato y denominación"

Entrevista en ‘cermi.es’ a Miguel Paraíso Sobral, primer secretario general de CERMI Madrid : “El CERMI ha conseguido mayor presencia, sosiego, trato y denominación”

25º Aniversario de CERMI

Miguel Paraíso, primer secretario general de CERMI Comunidad de Madrid y excomisionado de CERMIS Autonómicos

Sabido es que, gracias al CERMI las personas con discapacidad han mejorado su calidad de vida y su posición en la sociedad. Ya no son impedidos, ni minusválidos son, ante todo, personas con los mismos derechos porque son igual de ciudadanos, igual de personas que el resto. La misión de Miguel Paraíso, tras una larga carrera en el CERMI, no solo ha sido velar para que todas y cada una de las comunidades y ciudades autónomas de este país tengan su propio CERMI y haya cohesión y unión entre todas; su misión, también y, sobre todo, ha sido llevar ese mensaje de inclusión como estandarte para sembrar en la sociedad esa identificación entre personas con discapacidad y ciudadanía de pleno derecho que, ahora, 25 años después, recolectamos todos.

¿Cuál ha sido su recorrido por el CERMI en estos 25 años?

Aunque el CERMI Estatal se creó en 1997 ya desde 1993 se vinieron haciendo todos los trabajos de contactos y de relaciones entre las distintas entidades de la discapacidad hasta que, todo esto cuajó en 1997. En ese momento, yo era presidente del Consejo Territorial de la ONCE en Madrid y aunque no formé parte de la creación del CERMI Estatal sí que formé parte, poco tiempo después, de la constitución del CERMI Autonómico de la Comunidad de Madrid, en 1999, del que fui secretario general hasta 2007. Después, me encomendaron ser el comisionado de los CERMIS Autonómicos y ahí me dediqué, hasta el 2015, a fortalecer los CERMIS que ya estaban y a completar algunos que todavía no se habían constituido, como Ceuta, Melilla y Baleares.

En el CERMI Comunidad de Madrid comencé con Mª Luisa Ramón-Laca, que fue la primera presidenta, y que venía de trabajar durante muchos años en el movimiento asociativo. Ha sido una persona de referencia para mí porque me enseñó cosas que iban más allá de lo relacionado con mi entidad, me enseñó sobre la discapacidad en general. También, quiero mencionar a Teresa Palahí que es la actual comisionada de CERMIS Autonómicos por su labor de continuidad gracias al cual se siguen manteniendo los CERMIS Autonómicos unidos, que no es fácil.

El CERMI se creó hace 25 años. En ese tiempo, ¿cómo eran las organizaciones que formaron parte del CERMI?

Antes de la creación del CERMI, la discapacidad estaba muy desunida. Cada entidad miraba por sus intereses y por sus derechos por eso, con la creación de la plataforma de la discapacidad se consiguió algo muy importante que era llevar el mensaje de que la unidad hacía la fuerza.

Crear esa plataforma conjunta, a través de la que se podían defender los intereses de las personas con discapacidad, ante el Gobierno y ante los interlocutores sociales como sindicatos, patronales y el resto de organizaciones importantes del país, costó mucho porque no existía esa hermandad, ese sentir de que unidos conseguiríamos más cosas.

En 5 o 6 años, logramos que los intereses particulares de cada entidad se vieran reflejados en esa plataforma que, al final se llamó CERMI porque tenía las siglas de: Comité Estatal de Representantes de Minusválidos. La “M” y la “I” pertenecían a la palabra minusválidos, una palabra que, por supuesto, en la actualidad se ha sustituido por personas con discapacidad.

Aunque es cierto que, en esos tiempos hubo turbulencias y momentos dificultosos porque existían miedos y envidias entre las entidades más grandes y las más pequeñas, al final todo el mundo entendió que, estar juntos era lo mejor por eso creo que, después de 25 años, hemos demostrado que el CERMI se hizo bien y que esa era la mejor opción.

Hoy en día, el CERMI es un éxito porque representa el 90% del movimiento asociativo. Gracias a él, la discapacidad ha ganado mucho en la defensa de nuestros intereses y, es una satisfacción y una alegría saber que ahora mismo, gracias al Comité, hay una interlocución en la agenda política con el Gobierno.

Otro gran éxito es haber sido capaz de constituir los 17 CERMIS Autonómicos, más las dos Ciudades Autónomas que, gracias a su buena coordinación hacen al CERMI más fuerte cada día.

¿Cómo cree que sería en la actualidad el colectivo de la discapacidad si no hubiera existido el CERMI?

El movimiento asociativo de la discapacidad estaría desordenado, con actuaciones independientes por parte de cada entidad. Sería una carrera para ver quien obtiene primero sus intereses. En este sentido, el CERMI lo que ha hecho es conseguir que las entidades de la discapacidad se organicen y estén ordenadas, que las peticiones sean por prioridades y que busquen, dentro de la familia de la discapacidad, lo más importante para todas y que, realmente, se exijan políticas comunes para favorecer la integración laboral o educativa, por ejemplo. Creo que, si el CERMI no existiese, sería una selva donde cada uno iría a lo suyo.

El CERMI nació con unos ideales. ¿Cree que, 25 años después, estos ideales han evolucionado?

En su momento, el ideal del CERMI era estar todos juntos. Había dos objetivos, uno interno, que era cohesionar a todas las entidades y tener propósitos propios y únicos de la discapacidad. El otro objetivo era de cara a lo externo, de cara a las administraciones y a los agentes sociales y consistía en tener una única voz como plataforma. Lograr todo eso costó muchísimo porque, con respecto al primer objetivo, que era la cohesión, tuvimos problemas de entendimiento entre las organizaciones. Y, con respecto al segundo objetivo, las voces no eran tan únicas porque cada una daba un mensaje, cada una era un altavoz distinto.

Sin embargo, en la actualidad, todo eso se ha conseguido. El entendimiento y la cohesión son enormes e internamente estamos muy coordinados y ante lo externo, ante las administraciones y los agentes sociales, hay un mensaje único. Las prioridades y los problemas los arreglamos en casa.

¿Cómo cree que ha contribuido el CERMI ha mejorar esta sociedad, por un lado, y a mejorar los derechos de las personas con discapacidad, por otro?

Ha contribuido en varias líneas de actuación. Una, es la denominación, me refiero a utilizar los términos adecuados porque no somos, como se decía antiguamente, impedidos. En los años 40, se utilizaban palabras como ‘subnormal’ y en los años 80 se hablaba de ‘minusválidos’. En este aspecto, creo que se ha conseguido mucho porque, a lo largo de estos 25 años, el CERMI ha logrado que se hable de personas con discapacidad, de personas mayores, de personas jóvenes, ante todo, personas y luego con discapacidad. Hemos conseguido que esa terminología se acepte y que haya cuajado en la sociedad. A partir de ese punto, hemos logrado también que se cambie en el trato hacia las personas con discapacidad.

El CERMI ha conseguido ante las administraciones que las personas con discapacidad tengan su relevancia, tengan sus beneficios y tengan apoyos fiscales, de empleo o educativos para que la palabra inclusión se haga efectiva porque la inclusión es que seamos iguales y con plena ciudadanía. Las personas con discapacidad necesitamos más ayudas y más apoyos pero que no se nos trate como si fuésemos un punto a parte. Somos iguales en ciudadanía, con mayores necesidades, pero nada más. Por eso, 25 años después, el CERMI ha conseguido mayor normalidad, sosiego, trato y denominación.

Si pudiera decirme los dos mayores logros del CERMI, ¿con cuales se quedaría?

El primero, como comenté anteriormente, es haber conseguido unir y cohesionar a toda la discapacidad. El segundo es haber conseguido poner en la agenda política los problemas de la discapacidad y haber concienciado a las administraciones y a los agentes sociales de nuestras necesidades vitales y de que las personas con discapacidad somos ciudadanos de pleno derecho que ayudamos, que trabajamos y que aportamos.

El CERMI ha cambiado el sentir de esta sociedad hacia la discapacidad y hacia los más vulnerables. En este sentido, ¿qué cree que ha aportado el CERMI al Tercer Sector?

Mucho. Una vez que conseguimos ser una piña, tener esa cohesión y con un mensaje hacia fuera quisimos dar un paso más, que era fortalecer el entorno social. A partir del núcleo que se creó en la discapacidad, de fuerza y cohesión, hemos conseguido contagiar ese espíritu a las entidades sociales que actualmente están estructuradas en una plataforma que se llama Tercer Sector y donde el CERMI no solo es un miembro, sino que, está muy presente.

La discapacidad está en lo social, es un subconjunto y queríamos fortalecer, desde el CERMI, un ámbito social mayor que es el Tercer Sector, en donde ya no solo está la discapacidad, están los vulnerables, están el voluntariado, la Cruz Roja, Cáritas, las entidades sociales y lo hemos conseguido porque, hemos convencido a esas entidades de estructurarse en torno al Tercer Sector.

Usted ha comentado que fue comisionado de CERMIS Autonómicos y que tuvo la misión, no solo de coordinar a todos los CERMIS, sino también de crear a los que faltaban. ¿Cómo fue ese proceso?

Fue más difícil de lo que parecía. Si ya costó y fue muy complicado ponerse de acuerdo para la creación del CERMI Estatal, la de los autonómicos fue más complicada todavía, porque cada entidad estatal no tenía una clara referencia en cada autonomía sino que, a lo mejor, en las autonomías tenían 3 entidades.

Y como ocurre ahora, cada autonomía tenía sus diferencias y teníamos que ir acoplándonos, adaptándonos a esa situación. En Cataluña, con su idiosincrasia catalana, en muchos casos independentista, no era lo mismo que en Ceuta y Melilla que tenían otras circunstancias diferentes a la península o las del País Vasco, con su problemática. Baleares fue la última y la verdad es que costó prácticamente un riñón.

Fue muy complejo porque la discapacidad estaba muy atomizada y, por mucho que los de arriba, los estatales ayudaban en los ámbitos autonómicos, cada uno tenía sus intereses. Por eso, costó muchísimo que en las autonomías entendieran ese mensaje de unión de la plataforma del CERMI Estatal, esa filosofía de ir juntos. En resumen, era como montar un puzle, en donde no encajaban las piezas y tuvimos que limarlas e, incluso, en algún momento cambiarlas porque de otra manera no entraban.

Si pudiera resumir en pocas palabras todo lo que es el CERMI, ¿cuál cree que son las palabras más adecuadas?

La bondad de las capacidades por encima de una limitación. La bondad de las capacidades, quiere decir que, las personas con discapacidad podemos tener una discapacidad como por ejemplo no ver, pero sí que podemos oír, sí que podemos sentir. No miremos la limitación, miremos todo lo demás, que es muchísimo. De ahí la bondad de las capacidades por encima de una limitación.