Entrevista en ‘madridiario.es’ a Óscar Moral Ortega, presidente del CERMI Comunidad de Madrid: “Que por ser mujer con discapacidad se te pueda esterilizar es una salvajada”
Él lleva menos de un año al frente de CERMI Madrid pero conoce a la perfección la historia del colectivo, que este año cumple su 20 aniversario. Óscar Moral (Madrid, 1965), dado el carácter plural del CERMI Comunidad de Madrid en el que se incluyen numerosas plataformas y asociaciones, no quiere hablar de política ni de cuestiones ideológicas que puedan no representar a alguno de los miembros del colectivo. Pero sí defiende con uñas y dientes las medidas de la Iniciativa Legislativa Popular que, con más de 700.000 firmas, tendrá que tramitar el próximo Congreso o los objetivos de trabajo de la organización regional. Él, como “militante en la defensa de los derechos de las mujeres con discapacidad”, prevé poner el foco de su mandato en ellas, al igual que en los habitantes del Madrid vaciado, “el gran olvidado”, así como en la salud mental que será, dice, “una de las discapacidades más importantes a futuro”.
Este año se cumple el 20 aniversario de CERMI Madrid. ¿Hay más igualdad hoy que entonces para las personas con discapacidad en materia de empleo, etc.?
Sí, claro, si no, sería demoledor y desolador. En estos 20 años esta región ha venido registrando una mejora en accesibilidad, que es uno de los temas transversales para la discapacidad. Porque la accesibilidad permite entrar y salir de tu casa, fomarte, ir a trabajar y ser ciudadano, en definitiva. La accesibilidad es el eje que garantiza otros derechos y la Comunidad de Madrid ha avanzado en cuanto a transporte, los autobuses urbanos son accesibles prácticamente en su totalidad y los interurbanos han mejorado muchísimo, igual que el Metro.
Pero aún queda bastante por ejecutar del Plan de Accesibilidad de Metro, ¿no es así?
Estamos lejos de conseguir el 100%, pero hemos avanzado bastante. Faltan las más antiguas, o aquellas estaciones donde solo transita una línea. Son un número trascendente, pero esperamos que cuando termine este primer plazo, todas las estaciones en las que transitan más de dos líneas sean accesibles, aunque quedan símbolos como Avenida de América o Alonso Martínez. Y también el resto de municipios de Madrid.
¿La España vaciada, la despoblación, afecta de forma especial a las personas con discapacidad?
En la Comunidad de Madrid hay 350.000 personas con discapacidad reconocida -hay muchas más-. De esas 350.000, 200.000 viven en Madrid capital. Pero la incidencia de la discapacidad afecta a muchas más personas porque las personas con discapacidad también vivimos en familia porque son muy pocas, al final, las que viven en residencias. Al final, directa o directísimamente casi un millón de personas tiene relación con la discapacidad. Si una persona sale y no puede entrar a un sitio, su familia no lo va a dejar en la calle, ¿no?
Pues las ciudades han mejorado, en general. Pero hay una parte importante que a veces se olvida y que es el de los municipios de menos de 50.000 habitantes. Madrid también tiene zona rural. Y las personas que viven en el ámbito rural tienen necesidades de servicios, educación, formación, trabajo y eso se ve dificultado, sobre todo, por el tema de los desplazamientos y el de la cercanía de los recursos. Hay una gran mejora a realizar en ese ámbito y, lamentablemente, es uno de los temas olvidados de los que se habla poco.
¿Cómo se soluciona esa cuestión?
Hay que empezar por el principio. Nos faltan datos. Hay que ver dónde están esas personas, cuáles son sus necesidades y cómo se sienten de discriminados o no, o si tienen la misma igualdad de oportunidades que el resto de la ciudadanía. Ese es un ámbito en el que CERMI Madrid va a trabajar y esperamos tener recursos para ello.
Ustedes tienen una especie de observatorio en el que los ciudadanos con discapacidad denuncian las situaciones discriminatorias y barreras que se encuentran en el día a día. ¿Hay alguna materia que sea más recurrente?
Hay un ámbito fundamental que recibe denuncias reiteradas y es el propio domicilio. Hay personas que no salen de sus domicilios, están secuestradas por la falta de accesibilidad. Eso es terrible. No pueden plantearse una vida como ciudadanos. No son ciudadanos, de hecho.
¿Qué se necesita? ¿Ayudas para reformar viviendas?
En este caso se necesita una norma estatal para que las obras de reforma de vivienda se contemplen como otras medidas que son obligatorias. Es verdad que hay comunidades de propietarios que no pueden asumir esas obras por sí mismas, y sí, falta una línea clara de financiación, de apoyo y de ayuda. El tema es que nos parece algo agraciable, algo a conceder. Pero es que estamos hablando del primer derecho que tiene que tener una persona: si no puedes salir de casa y tener una vida normal y corriente como cualquier otro ciudadano, el resto de derechos no valen para nada.
Uno de los problemas comunes para todos los ciudadanos es el acceso al alquiler, que cada vez está más caro en Madrid. Entiendo que si a eso le sumamos el requisito de que la vivienda sea accesible, será mucho peor, ¿no?
Es un reto enorme encontrar una vivienda de alquiler accesible y a un precio razonable y sin que haya prejuicios por parte de quien la alquila. Porque ya no hablamos de la accesibilidad física, sino de comunicación para las personas sordas, de deambulación por parte de las personas ciegas. En definitiva, para la gente con discapacidad el tema de la vivienda tiene aún una mayor relevancia. Por eso este es un tema recurrente de consulta y luego está la falta de accesibilidad, en general, en el día a día de las personas.
Ahí hablamos de restaurantes, cines, teatros…
Sí, y de conciertos y de lo que nos encontramos día a día en las calles de Madrid, que ahora está más mitigado, pero sigue existiendo, que son los vehículos de movilidad personal como los patinetes, pero también que ya existían antes como las motos de uso compartido, las particulares, las bicicletas, las marquesinas, terrazas, veladores, maceteros… Algo inabarcable. Esto supone una expropación del espacio público para todas las personas, no sólo para las personas con discapacidad.
¿La ampliación de las aceras de Gran Vía se ha notado para bien o ha sido insuficiente?
Es una buena medida. Todo lo que sea ganar espacio para el peatón favorece a la discapacidad. Pero hay que hacer las cosas con seguridad. Y el tema de las texturas de los pavimentos, que tiene mucha importancia, no se ha hecho bien. Las plataformas únicas de Chueca, que están muy bien porque no hay distinción entre acera y calzada y se reduce la velocidad, por ejemplo, se realizaron demasiado rápido y para muchas personas es indetectable y eso es un peligro.
¿Se ha transmitido esta queja al Ayuntamiento?
Desde el principio. Nosotros habíamos pedido que se hiciera una pequeña prueba piloto y que luego se ampliara, que es lo razonable. Se hizo todo de una vez y ahora que se ha visto que está mal hecho, claro, hacer reformas es imposible por el coste desorbitado.
En otras materias, como la Ley de Dependencia, ¿qué queda por hacer?
La Ley de Dependencia tuvo la desfortuna de empezar su aplicación en plena crisis y se ha desvirtuado su verdadera esencia por completo. De todas formas, era una norma pensada más para la tercera edad que para la discapacidad. En este sentido, si se pusieran recursos para la autonomía personal se conseguiría no caer en la dependencia y el gasto sería menor. Si el único recurso existente es el residencial, eso tiene un coste desbordante. Pero si pones los medios para que las personas puedan seguir viviendo en sus domicilios, el coste es infinitivamente inferior.
Hablaba de residencias y, justamente, esa es una cuestión de la que presume la Comunidad de Madrid, de invertir en plazas de atención a personas con discapacidad y centros de día. ¿Entendemos que esa no es la solución, dado que, según ha dicho antes, son un número minoritario quienes necesitan de estos servicios?
No, no. Es muy importante. No quiero quitar importancia a las personas que necesitan ese tipo de apoyos. Pero es un coste muy importante, como las plazas de centros de día, que también son necesarias. Y mientras, el tema del asistente personal está implementado mínimamente. Tiene que haber también asistentes personales, ayuda a domicilio.
¿Y eso sería más barato?
Desde luego no más caro. Es evidente que una plaza residencial que colaborar para que una persona lleve la vida que quiera llevar en su domicilio. Y eso es lo que habrá que trasladar a los nuevos responsables [tras las elecciones].
De hecho, ustedes tienen un programa electoral propio que quieren plantear a todos los partidos. ¿Les han atendido?.
Estamos en ello. La interlocución de CERMI Madrid con las formaciones políticas, después de 20 años, es buena.
¿Con unas más que con otras?
Con unas más que con otras, pero no voy a entrar en esa disquisición. Tenemos muy buena relación con el Gobierno actual, con las consejeras que corresponden, el presidente tuvo la amibilidad de recibirnos… Y la interlocución con las formaciones políticas nunca falta. Mantendremos encuentros tanto con Comunidad como Ayuntamientos para entregarles un documento muy extenso de nuestras cuestiones fundamentales: empleo, educación, mujer con discapacidad, etc.
Hablando de mujeres con discapacidad, ustedes han denunciado que el 33% de ellas han sufrido violencia de género. El dato impresiona…
Hay datos horrorosos, demoledores, terribles. Hay más mujeres que hombres y a pesar de eso están en franca desigualdad.
¿Sufren doble discriminación?
Yo soy un militante en la defensa de los derechos de las mujeres con discapacidad. Y sí, sufren no solo doble, sino múltiple discriminación. Tienen menos formación, están por debajo de la media de los varones con discapacidad, todavía subsiste una parte de mujeres con discapacidad que son 100% analfabetas…
¿Eso se debe a la educación, a que las mujeres con discapacidad se las ‘protege’ más recluyéndolas en casa porque hay más miedos?
Así es. El sistema ha establecido que las mujeres sufran todas las desventajas. Si los varones con discapacidad están muy por debajo en materia de empleabilidad, las mujeres lo están todavía más. ¿Por qué? Muchas veces son las que se encargan de los padres o madres que son mayores, son ellas las que, en lugar de recibir apoyo, lo ofrecen. Y se quedan en casa, ayudando. El desempoderamiento de la mujer con discapacidad es evidente, y el del maltrato, igual. Es un terreno en el que hay que trabajar y en CERMI Madrid estamos a la espera de que llegue ya la financiación definitiva para hacer un estudio al respecto. Porque están en clara desventaja de manera transversal: en toda la Comunidad de Madrid solo hay un centro, La Paz, donde las mujeres que están en silla de ruedas, por ejemplo, pueden recibir la atención ginecológica adecuada. Es terrorífico.
El CERMI cuenta también con una Guía de Maternidad. Entiendo que hablar de aborto en mujeres con discapacidad es todavía polémico, igual que el hecho de que la esterilización forzosa siga siendo legal…
Eso lo estamos peleando desde CERMI estatal porque requiere cambiar el Código Penal. Esa es una de las grandes lacras de esta sociedad: que por ser mujer con discapacidad se te pueda esterilizar es una salvajada. Es demencial por mucho que sea, supuestamente para proteger. Cuesta trabajo pensar que alguien pueda defender que para protegerte puede vulnerar tu integrad física, pero alguien habrá que lo defienda. Este tema es uno de los que se han quedado pendientes por el fin de la legislatura. Pero afortunadamente cada vez más mujeres con discapacidad deciden o no ser madres, algo que hasta hace poco era tabú.
Y que seguro que las propias familias se lo desaconsejaban…
Sí. Las tachaban de locas o de heroicidad. Pues no, no es ni heroicidad ni locura, sino el deseo de ser madre o no serlo.
Y de igualdad, ¿no?
Efectivamente. Como cualquier otra mujer en este país. Porque todavía muchos piensan, no solo con las mujeres, sino en general, que saben más de ti que tú de ti y que, por tanto, pueden decidir por ti lo que es mejor para ti. Pero ese modelo social por suerte ya está prescrito. Las personas con discapacidad somos personas. Ni somos enfermos, ni somos objetos de tratamiento.
No se posicionan respecto al aborto, pero sí defienden que las mujeres decidan por sí mismas…
Efectivamente. Y en esa materia también pedimos que en ninguna ley la discapacidad sea motivo de aborto. No puede ser que, sea la ley de supuestos o la de plazos, se pueda interrumpir el embarazo en razón de discapacidad.
No son una organización política, pero una de las organizaciones que forma parte de CERMI Madrid es Plena Inclusión. ¿Qué le ha parecido que su director general, Javier Luengo, fiche por Ciudadanos?
Javier Luengo es una persona leal, trabajadora y que sabe muchísimo sobre las políticas de discapacidad. Y toda representación de la discapacidad en el mundo político, es buena.
¿Sea del partido que sea?
Sea del partido que sea. Es más, una de nuestras propuestas es que las formaciones políticas incluyan en sus listas personas con discapacidad -aunque Javier Luengo no lo es-.
¿Qué le pareció la Ley de Tutela de Adultos aprobada recientemente en la Asamblea?
No voy a entrar a valorar esa norma en la que no hemos participado. Porque el país necesita una modificación de la incapacidad.
Una de las cosas en las que hacía hincapié era en proteger el patrimonio de las personas tuteladas…
No quiero criticar la norma, pero las personas no son solo su patrimonio, sino su vida. El patrimonio es solo una parte de su vida y, a veces, la menos importante. Esos miedos a que alguien te engañe son decimonónicos, son de otra época. Son legítimos y, a veces, suceden y hay que regularlo. ¿Pero quién se ocupa de sus capacidades como persona, de su capacidad de decidir? La tutela hoy en día es una tabla rasa: para todos lo mismo. Y eso hay que modificarlo, hay que hacer un traje a medida para cada persona porque, a lo mejor, alguien no puede gestionar 20.000 euros, pero sí puede llevar 20 en el bolsillo para tomarse un café si le apetece. Eso es responsabilidad estatal y es ahí donde hay que hacer incidencia para que se cambie el Código Civil en lo que ha declaraciones de incapacidad se refiere.
En otro orden de cosas… ¿Es cierto que el CERMI pide el fin de los centros de Educación Especial?
Hay mucho ruido con este tema y espero que quede clara la postura de CERMI Madrid porque no quiero fomentarlo. Diga lo que diga, muchas veces se interpreta de una manera que no es la adecuada. Pero lo que ha aprobado CERMI Madrid es que nosotros estamos por la Educación inclusiva, que tiene que ser nuestro referente, como dice la Convención [sobre los derechos de las personas con discapacidad] y la ONU. Pedimos elección de los padres y madres sobre dónde quieren ubicar a sus niños, pero siempre que esa elección sea real porque hay apoyos y medios suficientes de verdad.
Es decir, que los colegios normalizados que cuentan con inclusión no están preparados para que sea efectiva…
Si quieres llevar a tu hijo a un colegio de Educación ordinaria no tiene los medios y apoyos necesarios. Eso no está garantizado en este momento. Y eso es lo que pedimos, que los padres y madres puedan elegir de verdad. Porque lo que está garantizado en este momento es que, como no hay apoyos, termino en la Educación especial.
Entonces no quieren cerrar los centros de Educación especial…
CERMI de Madrid no defiende eso, sino que se garantice la libertad de elección.
Para terminar, últimamente se han denunciado las carencias de la atención a la salud mental. ¿Qué hay que mejorar?
La salud mental va a ser una de las discapacidades más importantes a futuro, pero es la gran desconocida, la gran estigmatizada, la gran olvidada y hay que incidir en este asunto. Los medios para garantizar que estas personas puedan llevar una vida digna no existen, salvo que tengas medios propios.
¿La solución es la de siempre: más medios y recursos?
Y educación. Hay muy poco conocimiento al respecto. Y para tener sensibilidad sobre las cosas y tener empatía hay que tener conocimiento y formación. Y eso es lo que falta. Como ocurría hasta hace poco con los niños autistas. Ahora falta entender la enfermedad mental y que haya servicios de gestión directa rápida. Y hay otro tema, el de los tratamientos psiquiátricos involuntarios que es una norma inconstitucional y que todavía hay que abordar porque están muy polarizadas en el ámbito médico pero en las que los derechos humanos no están encajados todavía. Porque cuando hay un problema en una comunidad con una persona que se conforma de forma distinta, nadie lo quiere cerca. ¿Al final dónde termina esa persona? En un hospital psiquiátrico.
En resumen, en 20 años se ha evolucionado, pero todavía queda mucho por hacer…
Uy…muchísimo. Sobre todo, en los temas menos conocidos. Mi imagen es la prototípica cuando se habla de discapacidad: una persona que va en silla de ruedas. Pero la discapacidad es mucho más que eso y hay muchas muy desconocidas, como la salud mental que, como no pongamos los medios, va a ser desbordante en los próximos años. Es necesaria la atención primaria directa, la prevención, para evitar que quien intervenga, al final, sean los servicios de Emergencia con la Policía. Esas situaciones se pueden prevenir y hay que explorar otras posibilidades.